noviembre 19, 2011

Ser es conocer...

Hace pocos días acabé el curso online de tutor de teleformación y me he quedado con la grata sensación de haber aprendido muchísimas cosas útiles y desempolvado conocimientos que tenía olvidados y a los que les he sacado más brillo que nunca poniéndolos en nuevos contextos... Pero sobre todo, he constatado por enésima vez que el conocimiento es un bien inmaterial que se consigue con esfuerzo y empeño, esto último sobre todo si el tiempo aprieta. Si el esfuerzo es secundado por una buena plataforma electrónica, un buen contenido formativo y un buen tutor, se transforma en una especie de placer, el de descubrir nuevas nociones que disparan tu mente y se quedan para siempre, dejando la huella inequívoca del aprendizaje significativo. Eso a nivel de tu inteligencia intelectual, porque al mismo tiempo, tu otra inteligencia, la emocional, está viviendo un auténtico secuestro: el nivel de endorfinas se dispara con el placer de las nuevas adquisiciones intelectuales, porque les ves la utilidad y las encajas en tu "saber estar" y "saber hacer". Porque con cada curso que haces, cada libro que leas o cosa que aprendas, algo cambia en ti, te enriqueces por dentro para que seas y actúes mejor. Sin embargo, el conocimiento es transgresor, no mejora sólo la parcela de tu vida para la que necesitabas tenerlo, la profesional, por ejemplo, sino que acaba influyendo en otras también, porque te abre nuevas perspectivas para que crezcas como persona, más humana, más feliz... Es lo que tiene el aprendizaje significativo en una mente abierta a la novedad y al cambio, porque, tal y como lo dijo Einstein con toda la razón, "la mente es como un paracaídas, que sólo funciona cuando se abre"... 

Lo que pretendo con este post es hacer una apasionada defensa de la formación y educación, en lo que esté en  manos de cada uno de nosotros. No quiero politizar el tema refiriéndome a la situación complicada que se está viviendo en este ámbito. Sólo quiero decir que hay muchas maneras de incidir en nuestra formación, sin esperar que nos la den (y gratis es mejor que pagando, claro!), porque hay algo que cada uno de nosotros puede hacer (y eso sí que es gratis!): seguir creciendo profesional y personalmente cada día un poco más, leyendo e informándonos de aquello que nos haga mejores en todo lo que emprendamos. Sólo hace falta despertar el hambre de saber y constancia, y llegará el día en el que el hambre será tan fuerte que no querremos parar... así que ¡perdámonos por los caminos del conocimiento y abramos nuestros paracaídas sin miedo!

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